Ni tampoco
las manos llueven como dicen
Luis Cernuda
No sabía lo que
era eso de dar
un beso y
ensuciarme las gafas
hasta que me lo
hiciste, y me fui
el resto de días
a la cama
sabiendo una
cosa nueva. Contigo
siempre se saben
cosas nuevas. Contigo
he aprendido a
follar con cariño,
conociendo tu
tierra y tu carne
tan invisible a
los días comunes;
contigo valoro
las estrellas
en el techo, la
vida que se completa;
contigo he
recuperado al niño
que creció hace
tantos años,
se puso gafas,
se dejó la barba
y empezó a fumar
en serio hará
ya dos años.
Contigo salgo del espejo
y te comparto
mis misterios: soy
el que soy
cuando estoy conmigo mismo.
Y eso lo he
aprendido gracias
a compartir este
paseo,
a ahuyentar la
soledad
con tu cuerpo y
con tu alma
a mi lado en el
camino.